El jacarandá, también conocido como jacaranda, gualanday o tarco, es un árbol de la familia de las bignoniáceas que se caracteriza por sus hermosas flores azul violáceo. Este género cuenta con alrededor de 50 especies aceptadas, de las cuales la más conocida es la Jacaranda mimosifolia. Estos árboles son típicos de las regiones intertropicales y subtropicales de América.
Descripción del árbol de jacarandá
El jacarandá puede alcanzar alturas que van desde los 2 hasta los 30 metros, siendo el fuste la parte más destacada de su estructura, representando aproximadamente dos tercios de su altura total. El tronco del jacarandá es recto y estilizado, con un diámetro que puede llegar a los 70 cm. Su copa es poco densa y tiene forma de cono invertido. En algunas especies, como la Jacaranda mimosifolia, el árbol es caducifolio en climas templados, perdiendo sus hojas en primavera.
Las hojas del jacarandá son opuestas y compuestas, con folíolos pinnatisectos en muchas especies. Además, florece dos veces al año, en primavera (abril en el hemisferio norte) y otoño (fin de agosto en el hemisferio norte), produciendo racimos de flores tubulares de color azul violáceo. Sin embargo, el color de las flores puede variar hacia tonos rosados o incluso blancos en algunas especies. Estas flores permanecen en el árbol durante un largo período de tiempo. El fruto del jacarandá es una cápsula plana y leñosa, que contiene semillas aladas.
Usos y características de la madera de jacarandá
La madera del jacarandá es apreciada en la ebanistería y carpintería, especialmente para la fabricación de laminados. Sin embargo, tener en cuenta que a algunas variedades de jacarandá se les llama incorrectamente palo rosa, ya que este nombre corresponde más exactamente a la peroba. Lo mismo ocurre con la denominación palo santo, que es más precisamente el guayacán.
En jardinería, los jacarandás son muy apreciados por su aspecto. El jacarandá más común es el Jacaranda mimosifolia, un árbol de gran tamaño con una copa frondosa que se cultiva ornamentalmente en plazas, parques y jardines de todo el entorno en climas cálidos o templados. Otra especie cultivada extensamente es la copaya (Jacaranda copaia), cuya madera es importante en la construcción debido a la longitud de su tronco.
Además de su valor estético y su uso en la industria maderera, el jacarandá también tiene aplicaciones medicinales. La decocción de las hojas del árbol se utiliza como antiséptico y antibacteriano, mientras que la corteza tiene propiedades astringentes.
Taxonomía del género Jacaranda
El género Jacaranda fue descrito por Antoine Laurent de Jussieu en 178La especie tipo es Jacaranda caerulea, descrita originalmente por Carlos Linneo en 175El nombre genérico jacaranda deriva de la palabra guaraní hyakuã, que significa fragante.
El género Jacaranda se divide en dos secciones principales: Monolobos y Dilobos. Las especies de jacaranda pertenecientes a la sección Monolobos se encuentran en el Caribe, México, Centroamérica y el oeste de Sudamérica, incluyendo la especie más conocida, Jacaranda mimosifolia. Por otro lado, las especies de la sección Dilobos, consideradas más primitivas, se encuentran principalmente en Brasil.
El jacarandá en México
En México, las jacarandas son un símbolo representativo del estado de Aguascalientes. Estos árboles fueron introducidos en el país hace aproximadamente 100 años por el jardinero japonés Tatsugoro Matsumoto. Matsumoto inicialmente intentó plantar cerezos, pero descubrió que no se adaptaban al clima mexicano, por lo que decidió plantar jacarandas en su lugar. Desde entonces, estos árboles han embellecido las calles y parques de la Ciudad de México durante la primavera.
Así que, si tienes la oportunidad, aprovecha la llegada de la primavera para disfrutar del espectáculo visual que nos regalan los jacarandás con sus flores azul violáceo. Da un paseo por las calles de la Ciudad de México, como Insurgentes, Parque México, Parque España o Ciudad Universitaria, y déjate maravillar por el tono morado que inunda el ambiente durante esta época del año.