Pies de flor de loto: tradición dolorosa y elegante

Los pies de flor de loto fueron una práctica común en China desde la dinastía Tang hasta principios del siglo XX. Esta costumbre consistía en vendar los pies de las niñas desde una edad temprana para limitar su crecimiento y hacerlos lo más pequeños posible. Aunque el proceso era doloroso y tenía consecuencias permanentes, los pies de flor de loto se consideraban una atracción física y un símbolo de elegancia y estatus social.

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El proceso del vendado de pies

El vendado de pies comenzaba a una edad temprana, generalmente entre los cinco y los ocho años. El proceso se realizaba en un día propicio según el calendario chino y se llevaban a cabo oraciones y ofrendas a la Diosa Virgen de Pies Pequeños y a la figura budista de Guanyin. El vendado de pies era realizado por una mujer mayor de la familia o un vendador de pies profesional.

El dedo gordo se dejaba hacia el frente, mientras que los cuatro dedos más pequeños se doblaban debajo del pie. Luego, los pies se vendaban de forma muy ajustada utilizando tiras largas de tela. Estas vendas limitaban el crecimiento de los pies y les daban una forma arqueada. Después de un mes, los pies se desvendaban, se trataba cualquier ulceración de la piel y se volvían a vendar. Este proceso se repetía mensualmente hasta que la niña alcanzaba la adolescencia.

El objetivo final del vendado de pies era tener pies no más largos de 5-10 cm (3-4 pulgadas), conocidos como jinlian o loto dorado. Los pies más pequeños eran considerados más atractivos e incluso eróticos para algunos, y se convirtieron en una marca distintiva de elegancia.

Orígenes históricos y difusión

Se cree que la práctica del vendado de pies tuvo sus orígenes con las bailarinas de la corte de la dinastía Tang o con las bailarinas túrquicas que actuaban en China en el siglo X. Estas bailarinas eran conocidas por sus pies pequeños y zapatos arqueados. A medida que la práctica se extendió entre las clases altas durante la dinastía Song, también se adoptó por las niñas de todas las clases sociales.

El vendado de pies se convirtió en una forma de distinguir a las mujeres de clase alta de las de clases bajas y también se consideraba un símbolo de elegancia y virtud moral. Los padres veían el vendado de pies como una oportunidad para aumentar las posibilidades de matrimonio de sus hijas. Incluso se imponía a las niñas la tarea de hacer pequeños zapatos para los pies vendados de su futura familia política.

Resistencia y declive de la práctica

Aunque el vendado de pies era una práctica común, no estuvo exenta de críticas. Algunos poetas y filósofos, como Yuan Mei, se manifestaron en contra de esta tradición por considerarla dolorosa y limitante para las mujeres. Incluso se intentaron prohibiciones por parte de los emperadores, pero no tuvieron éxito debido a la resistencia de los padres y a la presión social para realizar el vendado de pies.

En el siglo XVIII, surgieron movimientos populares para detener la práctica, pero a pesar de los dolores y las consecuencias, el vendado de pies continuó siendo una práctica común en China hasta principios del siglo XX.

Los pies de flor de loto fueron una tradición dolorosa pero maravilloso en China. Aunque la práctica tenía consecuencias permanentes y limitaba la movilidad de las mujeres, los pies pequeños se consideraban una atracción física y un símbolo de estatus social. Afortunadamente, esta tradición ha quedado en el pasado y hoy en día se valora la belleza natural de los pies y se promueve la igualdad de género.

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