La flor de la vida es un patrón geométrico compuesto por 19 círculos del mismo tamaño que se entrelazan para formar una figura hexagonal dentro de un círculo mayor. Este símbolo sagrado tiene una representación universal que se encuentra en diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Además, la flor de la vida contiene otros dos símbolos sagrados conocidos como la semilla de la vida y el huevo de la vida, y de ella se derivan otras dos formas geométricas importantes: el fruto de la vida y el cubo de Metatrón.
La representación universal de la flor de la vida
Según el experto en geometría sagrada Drunvalo Melchizedek, la flor de la vida existe en el fondo de nuestra conciencia y se puede encontrar en vestigios mesoamericanos y en diferentes lugares donde ha habido indicios de conciencia miles de años atrás. Este símbolo recibe su nombre debido a su parecido con una flor y representa el ciclo de un árbol frutal y su metamorfosis en cinco pasos: del árbol a la flor, de la flor a la fruta, de la fruta a la semilla y de la semilla vuelve de nuevo al árbol. La naturaleza siempre está en un constante ciclo circular, y la flor de la vida representa el origen de todas las cosas y la conexión indivisible entre todas ellas. Su patrón es una red que interconecta todos los niveles del universo y simboliza la unidad con el todo.
La flor de la vida es considerada la imagen sagrada de la unidad del cosmos, es la matriz de donde todo nace y a donde todo vuelve. Según Melchizedek, este símbolo sagrado contiene en sus proporciones cada fórmula matemática, cada ley de la física, cada armonía de la música y toda forma de vida biológica, incluyendo nuestro propio cuerpo. Es la representación de la interconexión de todos los aspectos del universo y contiene todo lo que existe en forma de onda.
Meditar con la flor de la vida
La meditación con la flor de la vida es una práctica que nos permite dirigir nuestra atención hacia la unidad del cosmos y la conexión entre todos los seres. Los mandalas son representaciones simplificadas y decoradas de la flor de la vida, y observar, dibujar y pintar mandalas nos brinda la oportunidad de abrir y expandir nuestra conciencia hacia esta idea universal que representa la flor de la vida.
Al meditar con la flor de la vida, podemos experimentar una sensación de paz, armonía y conexión con el todo. Esta práctica nos ayuda a recordar nuestra interconexión con el universo y nos invita a reconocer la belleza y la perfección de la geometría sagrada en todas las cosas. La meditación con la flor de la vida puede ser una herramienta poderosa para expandir nuestra conciencia y elevar nuestra vibración.
La flor de la vida es un símbolo sagrado que representa la unidad del cosmos y la conexión entre todas las cosas. Su patrón geométrico se encuentra en diferentes culturas y civilizaciones alrededor del entorno, y se considera la matriz de donde todo nace y a donde todo vuelve. La meditación con la flor de la vida nos invita a recordar nuestra interconexión con el universo y nos brinda la oportunidad de expandir nuestra conciencia hacia una comprensión más profunda de la realidad.