La chirimoya es una fruta exótica originaria de Perú y Ecuador, perteneciente a la familia de las Anonáceas. Esta planta, conocida científicamente como Annona cherimola Mill., es ampliamente cultivada en la costa granadina de España, donde se concentra la mayor parte de su producción a nivel mundial. El chirimoyo es un árbol frondoso de ramificación baja, con hojas simples y enteras, que pierde sus hojas en invierno y florece en los meses de mayo a agosto.
Características de la flor de la chirimoya
La flor de la chirimoya es solitaria o se presenta en grupos de 2 a 4 flores, generalmente en los ramos de un año. Es una flor poco llamativa y poco visitada por polinizadores, como abejas o mariposas. La flor dura dos días, abriendo en su fase femenina durante el primer día y entrando en su fase masculina al día siguiente sin cierre intermedio. Durante la fase femenina, los pétalos están ligeramente abiertos y apenas dejan ver el cono estigmático. A medida que avanza el ciclo, los pétalos se extienden y se hace visible el exudado estigmático. En la fase masculina, los pétalos están completamente expandidos, pero los estigmas han perdido receptividad. Es en esta fase cuando los estambres abren y dejan caer el polen.
La separación completa de las fases femenina y masculina evita la autogamia y dificulta la geitonogamia (polinización entre flores del mismo individuo). Esta sincronización entre las fases femenina y masculina se da en todas las flores abiertas en cada árbol, incluso entre árboles del mismo genotipo en la misma parcela. Sin embargo, la falta de polinizadores naturales y la dicogamia de la especie (maduración de los órganos masculinos y femeninos en diferentes momentos) dificultan la polinización natural y la fructificación de la chirimoya.
La polinización de la chirimoya
La polinización natural de la chirimoya es realizada por un tipo de escarabajo en su región de origen, pero en otras zonas donde se cultiva esta fruta, como España, la falta de polinización natural representa un desafío para los agricultores. Esto se debe a la ausencia o inadecuación de polinizadores y a las características de la flor, que requiere de la fecundación de un elevado número de carpelos para el adecuado desarrollo del fruto.
Ante esta situación, la polinización artificial a mano se ha convertido en una práctica común en el cultivo de la chirimoya. Los agricultores recolectan flores cuando comienzan a desplegar sus pétalos para evitar pérdidas de polen y favorecer una mayor longevidad del mismo. El polen recolectado se conserva en frigorífico y se aplica sobre las flores femeninas de segundo día, cuando presentan aún el estigma de color blanco y con un exudado pegajoso. Esta polinización se realiza comercialmente con pistolas polinizadoras.
Es necesario realizar varias polinizaciones en un mismo árbol a lo largo de la floración para conseguir el nivel de carga óptimo. Los árboles suelen organizarse por bloques, recolectando flores en un bloque y polinizando otro, con el fin de mejorar la eficiencia en la recolección y aplicación del polen. El porcentaje de frutos cuajados tras la polinización artificial es muy elevado, superando el 90%. Sin embargo, es recomendable marcar algunas flores polinizadas en cada operación para comprobar el cuajado y corregir posibles problemas de falta de cuaje.
Importancia de la polinización manual en el cultivo de la chirimoya
La polinización manual de la chirimoya supone un elevado coste para los agricultores, pero es esencial para garantizar una buena producción y calidad de los frutos. Además, permite un control exhaustivo sobre el nivel de carga frutal y la ubicación de la fruta dentro de la copa del árbol. La adopción generalizada de la polinización artificial ha contribuido al aumento de la producción de chirimoya en España en la última década, pasando de 30.000 toneladas anuales a 4000 toneladas. Esto ha permitido un incremento en el precio percibido por los agricultores y ha consolidado a España como líder mundial en el cultivo de chirimoya.
La chirimoya es una planta frutal originaria de Perú y Ecuador que requiere de polinización para su adecuado desarrollo y fructificación. La falta de polinizadores naturales y las características de su flor dificultan la polinización natural, por lo que la polinización artificial a mano se ha convertido en una práctica común en su cultivo. Aunque supone un coste para los agricultores, la polinización manual garantiza una buena producción y calidad de los frutos, permitiendo un control preciso sobre el nivel de carga frutal. El aumento en la producción de chirimoya en España en la última década demuestra la importancia de esta técnica en el cultivo de esta fruta exótica.